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martes, 3 de abril de 2018

¿CON QUÉ TE LEVANTARÍAS ILUSIONADO CADA MAÑANA?


Salir de la depresión, el primer paso.


 

Tu situación no es única. Tu depresión no es la peor, aunque sea lo que esta egocéntrica enfermedad te grite a cada momento. Hay alguien por ahí igual o peor que tú, luchando contra ella y venciéndola.



Leyendo “La semana laboral de 4 horas” de Timothy Ferriss, me encontré con la siguiente pregunta:


¿Con qué te levantarías ilusionado cada mañana para vivir un nuevo día?

Photo by Kai Gradert

Él responde invitándonos a encontrar:

  • Un lugar que visitar
  • Una cosa que hacer antes de morirnos (un recuerdo para toda la vida)
  • Una cosa que hacer todos los días 
  • Una cosa que hacer todas las semanas 
  • Algo que siempre hayamos querido aprender

Parece que no ayuda mucho a las personas con depresión, claro… Tim Ferriss no escribió un libro con la finalidad de ayudarnos a salir de los episodios depresivos, hizo un manual para ayudarnos a liberarnos de la esclavitud laboral (¡Ojo! Todavía no he aplicado sus técnicas, pero hasta ahora, el libro me gusta mucho). Pensando en la pregunta, recordé las cosas que me han ayudado a LEVANTARME, si, literalmente levantarme de la depresión y es entonces cuando le encuentro la relación.


Yo encuentro muchas ayudas para los que vivimos con el fantasma de la enfermedad de la depresión rondándonos, en esta pregunta y en las propuestas de Tim Ferriss. Te voy a explicar cómo pienso que nos ayuda:


Photo by Vladislav Muslakov
Lo primero, y más obvio, es hacernos la pregunta: ¿CON QUÉ TE LEVANTARÍAS? Seguramente no encuentras respuesta (yo no la encontré) pero si puedes hacerte la pregunta, ya es un inicio. Si encuentras respuesta, tus emociones comenzarán a moverse en alguna dirección, seguramente equivocada, como siempre que estamos deprimidos. Pero aquí la palabra más importante es “levantarías”, después que te levantes, pensamos en el segundo paso.


Como sé hacia dónde se dirigen tus pensamientos: hacia ese lugar sin luz, sin puertas, sin ventanas, en el que tu dolor camina a ciegas, hiriéndote, sin poder escapar, deseando desesperadamente el final; te propongo que hagas una cosa sin pensar: acaríciate suavemente la cara varias veces; cierra tus ojos y concéntrate en sentir tus propias caricias. Hazlo mientras no te sea desagradable, cuando lo consideres (cuando te dé la gana), continúa leyendo.


¿Te hizo sentir mejor?, estoy segura de que experimentaste, después de mucho tiempo, el contacto humano amoroso, el tuyo. Las personas deprimidas, generalmente, estamos llenas de amor, llenísimas, y eso es algo bueno dentro de esta infame enfermedad.


Cuando yo hice esto, que descubrí por casualidad, pues ningún médico me lo indicó (5 terapeutas, entre psicólogos y psiquiatras, cuento en mi haber); me sorprendí y lloré, pero me di cuenta de que lloraba diferente a los otros días. Un par de lágrimas recorrieron mi mejilla sin el dolor profundo tan característico del llanto de la depresión. Algo me decía que no era triste, que no era desagradable; y si no era triste ni desagradable, estaba bien; era un pequeño bálsamo a mi dolor.


Como sabes no soy especialista, ni pretendo sustituir a un psicólogo o psiquiatra; tu norte debe ser llegar a encontrar a uno que te ayude. En una depresión mayor es indispensable encontrar un buen terapeuta y probablemente recibir medicación apropiada; pero todas estas cosas que te digo, las digo desde quien ha vivido el dolor de pensar que es imposible salir del abismo de la depresión. No sé si te puedo ayudar, pero estoy segura de que te puedo entender perfectamente.

 

Un lugar que visitar o cómo activarse.



Para comenzar a salir de una depresión, la clave está en activarse, ponerse en movimiento, hasta recuperar la ilusión por aquellas cosas que nos inundaban de brillo los ojos y nos colmaban el pecho de algo más que aire puro; y no pretendo hacerte un discurso barato de “haz un esfuerzo…, la vida es hermosa..., tu puedes…”; NOOOOOOO, yo estoy absolutamente consciente de lo difícil que es encontrar ILUSIÓN dentro de la DEPRESIÓN; esa ilusión que define la RAE en su segunda acepción como: “esperanza cuyo cumplimiento pareceespecialmente atractivo .


Lo primero que debemos tener en cuenta es que no somos iguales y la enfermedad, si bien tiene síntomas que compartimos, ha llegado a nosotros de formas y tiempos diferentes; esto quiere decir, que la forma de deshacernos de ella también será muy particular; así que no te agobies y ten paciencia. Busca ayuda profesional, cuanto antes, mejor. Psicólogos y psiquiatras son los únicos capacitados para diagnosticarte correctamente y encontrar el camino adecuado para curarte. En el siguiente post comentaré mi opinión y experiencia acerca del tratamiento terapéutico de la depresión.


Recapitulemos para activarnos, porque el primer paso lo tienes que dar tú, aunque sea en “automático”, hasta llegar a la ayuda profesional… Quizás podemos comenzar simplemente con un paseo al baño y una larga ducha de agua caliente (o tibia, si te gusta más). ¡Hasta que te gastes el agua caliente de la caldera! Lávate el cabello, trata de disfrutar ese pequeño placer. Sécate el pelo, ponte crema en el cuerpo (maquíllate un poco o aféitate, según aplique…) y luego haz lo que quieras (por ejemplo, continuar con el siguiente propósito).


Como sé que vas a seguir leyendo, te voy a dejar un link del blog de psicología Superar la Depresión, donde encontrarás un “método para activarte”. Haz el ejercicio, aunque te parezca fantasioso, tedioso o ridículo, recuerda que te están llevando a imaginarte SIN DEPRESIÓN, pues te plantean una lista de 100 actividades para que escojas y puntúes aquellas que realizabas ANTES DE ESTAR DEPRIMIDO. Este ejercicio, te hará recordar aquellas cosas que te hacían sentir bien y eso te llevará hacia esa sensación a medida que recorres la lista.

Comodín. Llamar a un amigo en un minisubidón.



En los episodios depresivos, existen también pequeños momentos donde recuperamos algo de normalidad emocional, momentos breves donde tenemos la capacidad de pedir auxilio. Sería genial si en uno de esos momentos pudieses utilizar el “Comodín: llamar a un amigo”, la mayoría de las veces resulta; nos sostiene mientras caminamos y tropezamos hacia la salida y hacia la ayuda médica, aplacando nuestros temores y ofreciéndonos su apoyo.


Casi todos tenemos a alguien incondicional: un amigo, un primo, hermano o nuestra
Photo by Annie Spratt
madre. Recorre tu lista de íntimos, que seguramente no es muy larga, y decídete a llamarle. Si te conoce bien no habrá problema, le puedes decir sin muchos rodeos (esto es importante, porque si te vas por las ramas esconderás el propósito de la llamada de auxilio): “Hola, te llamo (hablo contigo) con la esperanza de contar con tu ayuda, necesito con urgencia que me dediques unas horas de tu tiempo cuanto antes y salgamos a dar un paseo o a tomarnos un café (o lo que se te ocurra corto y conciso), ¿cuándo podemos vernos?, ¿esta tarde? (propón fecha y hora)”.


No tienes porqué dar muchas explicaciones, si te las piden e insisten, puedes decir que has pedido ayuda incondicional con la esperanza de que no te pidan muchas explicaciones, pero te ofreces a darlas en cuanto te sientas capaz. Diles que necesitas ayuda, comprensión, compañía y mucha paciencia, pero sobre todo no ser juzgado si no puedes o no te sientes capaz de hablar de lo que te sucede.


Distráete y hagan algo placentero, como ir al cine, al teatro o algo que no te sea difícil hacer la primera salida en depresión; tomar un café, dar una caminata…


Si te sientes cómodo hablando de lo que te sucede, en esa primera salida con una persona amiga, debes estar preparado para que te presione con frases como: “tienes que hacer un esfuerzo”, “si quieres, tu puedes salir de eso”, “con todas las cosas buenas que tienes, no puedes estar así de triste”, “piensa en tus hijos”… Si esto ocurre, sólo hay una opción: repítele con seguridad: “estoy enfermo, no tienes idea de lo que me pasa y NO QUIERO SEGUIR HABLANDO DE ESTO”. Cambio de 180 grados en la conversación y no toques más el tema, esa persona necesita tanto tiempo para comprender la depresión, como tú para salir de ella, no vale la pena intentarlo. SÁLTATE ESTE PASO Y BUSCA AYUDA PROFESIONAL DIRECTAMENTE. El salir de tu casa debe haberte dado algo de fuerza para lograrlo.
 

Buscar ayuda.


Llegar a este punto es tan fácil como los demás, puede ser un arrebato o puede tomar semanas de hundimiento emocional y deterioro, por eso te aconsejo lo primero, hazlo sin pensar; coge el teléfono y pide cita en tu centro de salud, con tu internista o con el psicólogo que te hayan recomendado; da igual, probablemente pasará un tiempo hasta encontrar la terapia que mejor te acomode, no te desanimes, espero explicártelo bien en el siguiente post.


Verás que insisto hasta la saciedad en buscar ayuda médica, esto es porque la depresión es una enfermedad que debe tomarse con mucha seriedad, tanto como el cáncer, el lupus, las cardiopatías o cualquier otra que puedan derivar en la muerte. Puede llegar a ser muy dolorosa para quien la sufre y para los que rodean a quien la sufre. ¿Tratarías de curarte tu solo de alguna de estas enfermedades? ¡No! Irías al médico inmediatamente. Pues la depresión amerita la misma consideración de enfermedad.

Te recomiendo leer mi post anterior, allí encontrarás algunos elementos que te ayudarán a reconocer si tienes depresión; también te recomiendo hacer el siguiente test, ambos sin valor diagnóstico, porque sólo un especialista puede diagnosticarla y tratarla.

Sigamos recorriendo el camino, no dudes en escribirme si lo necesitas.

Photo by Greg Duprat
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