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viernes, 13 de abril de 2018

MI AMIGO EL PSIQUIATRA


Cómo escoger un terapeuta para tratar la depresión.


Llegar a la consulta de un especialista, para tratarse una depresión, no es fácil. En primer lugar hay que vencer a los orcos internos que nos impiden tomar la decisión de salir de la casa. Después saltar el negro abismo entre nuestra negativa.

Como expliqué en mi post anterior lo mejor es llegar a la decisión cuanto antes, en cuanto detectes síntomas recurrentes de depresión, tales como: 

Foto: Annie Spratt
  • Tristeza, ganas de llorar, vacío o desesperanza
  • Enojo, irritabilidad, frustración
  • Falta de interés en actividades placenteras (pasatiempos, relaciones sexuales, deportes…)
  • Falta de energía y cansancio (cualquier tarea significa un esfuerzo inmenso)
  • Alteraciones del sueño (insomnio o dormir demasiado)
  • Alteración en los hábitos de comida y peso (Falta o exceso de apetito)
  • Ansiedad, nerviosismo
  • Dificultad para concentrarse y razonar
  • Sentimientos de culpa e inutilidad
  • Lentitud en el habla y los movimientos
  • Problemas físicos y dolores sin causa aparente
  • Pensamientos recurrentes sobre la muerte, pensamientos o intentos suicidas.

Yo insisto en recordar que la depresión es una enfermedad que no se debe menospreciar, que la misma requiere tratamiento y que, lamentablemente, en muchas oportunidades nos creemos capaces de superarla sin ayuda profesional; lo cual trae como consecuencia la profundización de los síntomas y la caída en un espiral concéntrico del que cada vez es más difícil salir.

Foto: Nicolas Hoizey

En algunos países, el tratamiento de la depresión, comienza por la visita al médico de familia o al centro de salud; quien suele remitirte a un especialista (psicólogo o psiquiatra). Esto es lo correcto, pues son estos los médicos que han sido formados para la atención de la depresión y sobre todo, porque son los que tienen el tiempo y las herramientas necesarias para el tratamiento de la misma.

El médico general o médico de familia de tu centro de salud, tiene una función importantísima: diagnosticar la enfermedad y aproximar el estadio de la misma para remitirte al especialista apropiado: psiquiatra o psicólogo.

Muchas veces, el médico de cabecera, con la mejor de las intenciones, intenta tratar la depresión, recetando un antidepresivo o un ansiolítico, sin poder hacer la evaluación previa con la profundidad que se requiere. Puede ser que el tratamiento sea el correcto, pero también, hay que recordar (y perdonadme los médicos de familia y médicos generales), que los psicólogos y psiquiatras suelen atender únicamente casos relacionados con enfermedades de este tipo, lo cual les da más experiencia para tratarnos. También asisten a congresos y están constantemente actualizándose en enfermedades como la nuestra; están suscritos a revistas y publicaciones donde leen referencias de nuevas terapias, casos como el nuestro, las novedades en medicación (cada vez con menos efectos secundarios), la interacción con otros medicamentos; y otras tantas cosas que a un médico general le suelen ser ajenas porque tiene que tratar muchas otras enfermedades comunes y menos complicadas que una depresión.

Si tienes oportunidad, lo mejor es visitar a un especialista y aún cuando sea una depresión orgánica (por causas médicas), la terapia regular es lo mejor, inclusive si estás medicado, ya que es una forma de ir controlando el progreso y por otro lado, desahogarte controladamente te va a ir aliviando.
 
El psiquiatra no es mi amigo.

Cuando asistimos al especialista, comienza nuestro camino hacia la curación, pero como en la mayoría de las enfermedades, el proceso conlleva momentos dolorosos, desagradables, análisis y muy probablemente medicación.

Foto: Ian Espinosa
El comienzo, como en cualquier otra enfermedad pasa por “poner en antecedentes” al médico que nos tratará, lo que sucede es que, en el caso de la depresión, este paso, hablar de lo que nos pasa, de cómo nos sentimos, de lo que nos ha hecho o nos hace padecer; es como si nos hicieran una cirugía sin anestesia. Lo que quiero decir con esto, es que las primeras consultas suelen ser muy dolorosas, porque el médico tratará de escarbar en ti para encontrar el diagnóstico correcto. Muchas veces se aplican tests, otras veces el médico hará preguntas e irá apuntando, dependerá del estilo o corriente del médico.



En mis vaivenes por las consultas especializadas, he encontrado de todo, pero creo que lo más importante es que te sientas cómodo, que no te sientas intimidado al hablar. Recuerda que es un médico, no vas a hablar con un amigo; tiene que haber empatía, pero lo más importante es que después de un tiempo (2 meses aproximadamente) comiences a ver mejoras significativas, si no es así, cambia de médico. 

 

La terapia, la medicación y otros males menos males que el mal de la depresión. 

 

Foto: William

Cuando vamos al médico a tratarnos una depresión, siempre surgen estas preguntas:

  • ¿Cuándo comienza a hacer efecto la terapia?
  • ¿Cuánto tiempo voy a estar en terapia?
  • ¿Me van a medicar?
  • ¿Cuándo comienza a hacer efecto la medicación?

Vamos alla…

¿Cuándo comienza a hacer efecto la terapia?

Cada quién es diferente y depende si te medican o no, también depende del tipo de depresión y de cuán avanzada esté… Hay gente que sale más deprimida de las primeras consultas, para qué engañarte, yo; por haber removido tantas emociones, y otras, salen mucho mejor. Hay personas que tienen que vivir toda su vida haciendo terapia una vez a la semana para mantenerse emocionalmente estable. 
 
Psicoterapia, bla bla bla pero organízate!!!

La televisión nos ha hecho creer que visitar a un terapeuta tiene que ver con acostarse en un diván y hablar interminablemente de nuestra infancia. Pues no es así.
 
Después de evaluarte y diagnosticar el tipo y grado de depresión que padeces, establecerán en conjunto una planificación de terapia que puede incluir el aprendizaje de técnicas para afrontar los problemas y para modificar los pensamientos. También se aprenden técnicas para manejar el estrés y practicar ejercicios que te harán desarrollar habilidades que te harán mejorar el manejo de tus emociones.

Foto: Glenn Carstens-Peters
Yo sugiero hacer una lista-control (adoro las listas!) para llevarla cada vez que voy al terapeuta y contarle los progresos o retrocesos; también apunto los sucesos que alteran mi progreso y se los cuento.

Lleva tu lista a la terapia y centra al terapeuta en tu terapia. Hay que ir preparado. Recuerda que no eres su único paciente y aunque recuerde tu caso, y siempre tenga sus apuntes a mano, es mejor que tú también lleves los tuyos, el progreso será más rápido.

He estado en terapias donde al terapeuta se le cierran los ojos mientras estoy hablando, esto es muy desagradable. Sé que atienden a muchos pacientes y que a veces nuestras cuitas les deben resultar una ristra de repeticiones inacabables. Los terapeutas se cansan. Si te sientes bien y progresando, y esto te sucede; háblalo con él, o trata de escoger una cita a primera hora cuando esté menos cansado (yo sé que esto no es siempre posible).

Foto: rawpixel.com
En cuanto a la medicación, el especialista sabrá si la necesitas o no. Ellos saben medicar y des-medicar. Hay muchos mitos con esto. Yo tomé ansiolíticos durante muchos años y ahora no tomo. La ciencia está para ayudarnos y no deberíamos negarnos a recibir su ayuda.


Debes confiar en el especialista, el simple hecho de dar el paso de aceptar atención médica te hará sentir mejor, ya lo verás. El tiempo te irá diciendo si vas por el camino correcto o tienes que reconducir. 


Créditos de las Fotografías: 
Letrero Foto por Annie Spratt en Unsplash 
Escalera espiral Foto por Nicolas Hoizey en Unsplash
Mano Foto por  Ian Espinosa
Flecha Foto por William on Unsplash
Lista Foto por Glenn Carstens-Peters on Unsplash 
Cápsulas Foto por rawpixel.com on Unsplash 
 
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